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A medida que nos acercamos al cierre del 2023 y nos preparamos para adentrarnos en un 2024 lleno de desafíos económicos y sorpresas tecnológicas, surge la necesidad imperante de que las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, consideren la planificación estratégica como una herramienta clave para cerrar el año con éxito
A medida que nos acercamos al cierre del 2023 y nos preparamos para adentrarnos en un 2024 lleno de desafíos económicos y sorpresas tecnológicas, surge la necesidad imperante de que las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, consideren la planificación estratégica como una herramienta clave para cerrar el año con éxito.
En Chile, muchas empresas de menor y mediano tamaño aún no perciben la planificación estratégica como una actividad esencial para cerrar el año y recibir el próximo con una visión más clara de sus planes y proyecciones. Este representa uno de los principales desafíos que enfrentan las empresas chilenas en el próximo año.
La clave radica en desarrollar un proceso de planificación que identifique las preguntas fundamentales que necesitan respuestas. Esto comienza con la identificación de supuestos estratégicos que servirán como base para el plan del próximo año. Estos supuestos no sólo reflejan los valores más profundos de la empresa, sino también las creencias compartidas por el equipo directivo, determinando las acciones futuras.
La preparación del equipo directivo para identificar las cuestiones clave y abrir el debate interno es crucial. Las respuestas generadas no solo guiarán la toma de decisiones, sino que también estimularán el crecimiento interno, fortaleciendo la capacidad de la empresa para adaptarse.
La planificación estratégica adecuada permite a la organización realizar un análisis profundo del contexto económico, político y tecnológico en el que opera. Además, destaca elementos del entorno que pueden influir positiva o negativamente en los planes de crecimiento y desarrollo de la organización.
Cuando este proceso se convierte en una práctica natural, la organización no solo construye una realidad posible para su futuro, sino que también establece los supuestos estratégicos que guiarán ese futuro. Aunque la planificación no siempre sea precisa, el simple ejercicio de este proceso proporciona beneficios notables al fomentar el análisis diario y permitir a todos los participantes contribuir y defender los supuestos subyacentes.
En nuestra experiencia, hemos liderado procesos estratégicos que han creado desafíos emocionantes para el próximo año en cada empresa con la que colaboramos. Estos desafíos son fundamentales para el crecimiento a largo plazo y la alineación con el propósito de la empresa.
Recomendamos encarecidamente que cada empresa realice un proceso de planificación anual. Puede llevarse a cabo internamente o con la guía de un equipo consultor. Independientemente de la ruta elegida, desarrollar este proceso no sólo añade valor a la empresa, sino que también aporta claridad a las rutas que conducen a los objetivos organizativos.
¡Anticipemos el éxito juntos en 2024!
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